Recuerdos
desde Papúa-Nueva Guinea, amigo Flishss.
Saludos, amigo
galáctico, amor. Os vi pasar hace cuatro días sobre nuestras cabezas pero no
parasteis ni para que pudiera haceros una foto. Estaba con mi esposa, tan
felices, tomando una cervecita en un tranquilo rincón marinero de nuestra
malhadada Papúa-Nueva Guinea. Uno de los pocos que aún quedan.
Partisteis en
instantes, como soléis hacer siempre, a otro lugar de este mundo verde y
acuático. Seguramente detectasteis el lanzamiento de algún misil balístico, una
prueba atómica subterránea, o la explosión de unas cuantas bombas de gas
venenoso; esas cosas que tanto os atraen de nuestra casuística tribal.
Lo comprendo; no
viajáis tan lejos para vernos tomar el sol a los cuatro indígenas que aún
podemos ir a la playa, a darnos un chapuzón, no a ver llegar una flota de
guerra, y dejar a los niños hacer castillos de arena en vez de tener que andar
escondiéndoles en refugios bajo tierra.
Ya hemos hablado muchas
veces del tema y siempre me dices lo mismo, por más rabia que me dé: que aquí
no paramos nunca de guerrear tribus enteras y en cualquier momento nos podemos
cargar el planeta entero; y todo por matar un puñetero cochino. Qué otra cosa
no tenemos ni concebimos.
Un amigo próximo, de
otra tribu, (a ver si le convenzo que se saque el hueso de la nariz y también
otra cosa que se puso en la punta del pene, ¡metálica! Porque el chico promete)
lo llama matar por un puñado de dólares. Pero es porque aún no ha visto el
gocho ni en pintura y no sabe de qué va esta vaina ni en sueños; pero casi
acierta.
En fin, espero que
cuando te llegue este nuevo mensaje estés ya de vuelta a casa, gran capitán
galáctico, (dale unos besos a tus niños de mi parte) y cuando vuelvas con tu
crucero (¡tu nave es un portento! Te lo dice uno que alguna vez estuvo a punto
de caer en otro Culto-Cargo) me avises por un privado y así charlamos un rato
distendidamente. (¡Si aún estoy vivo para entonces!)
Supongo que llenarás el
crucero en un plis-plás con las nuevas imágenes que de aquí os lleváis, y más
aún con las altísimas probabilidades de que tus turistas espaciales puedan
disfrutar de otra súper-fantástica-crudelísima guerra de tribus papúes en
nuestro desdichado planeta azul.
Ya sabes, misiles de
novísima tecnología, bombazos de alta energía, invasiones, niños gaseados y
descuartizados, mujeres violadas, hombres también; muerte y destrucción en
sensurround (O como se llame el sistema que tenéis montado en la nave, y que
permite vivir en directo nuestras masacres, ¡pero sin mancharte de sangre!)
Avisas,
pues, cuando regreses y yo te volveré a llevar a ver como matan el gocho en
esta selva de mundo y apéndice de la galaxia. Habrá buen vino esta vez.
Abrazos.
Amor.
Es el borrador de una carta galáctica que salió publicada en mi libro de cuentos
Milagro en Benarés y otros cuentos prodigiosos
Es el borrador de una carta galáctica que salió publicada en mi libro de cuentos
Milagro en Benarés y otros cuentos prodigiosos