El penúltimo capítulo de Una mariposa con tres alas para vuestra lectura y consideración.
Caminan los peregrinos sobre un pequeño acantilado sin mas distracción que el vuelo de las gaviotas y entre ellos van charlando.
A ver qué os parece lo que nos cuentan.
Capítulo noveno
El árbol roto
Los corazones duros, de
piedra
Los dientes prietos
La mano en garra
− ¿Qué cantas Marc? Maúllas como un gato; se te nota
feliz
−Calla, inculto catalán, es ópera. Depuis le jour, una de mis arias preferidas,
de la ópera Louise.
− ¡Ah! Un músico francés. Disculpa, podrías hacer
dúo con Esteve que tiene verdadera pasión musical.
−Ya lo hemos comentado alguna vez; la música no es
lo mío, solamente esta canción, que he escuchado desde niño por razones
familiares. Este paisaje, los acantilados al borde del mar, el rumor de las
olas, esta tarde maravillosa, me impulsan a cantar a pleno pulmón.
−Ya, y Nicasia; que veníais los dos cogidos de la
mano ¿de qué habláis? ¿Habrá boda peregrina?
−Este lugar sería maravilloso para una celebración
de ese tipo. Pero sería necesario levantar algo en estas praderas; algo donde
pudiéramos estar recogidos en caso de que el tiempo empeorara ese día. Tal vez
Esteve, que viene muy callado, nos pudiera echar una mano.
−Os estoy escuchando, oyendo y escuchando, y voy a
meter la mano en este asunto; y voy a meterla hasta el hombro. Este lugar es
maravilloso; estamos cerca de un pueblo ¿cómo se llama, Simón?
−Canosa, estamos al lado de Canosa; y Lires detrás
de esos montes.
− Y tenemos hasta una calita cercana donde nos
podríamos bañar. Podríamos levantar una
gran cabaña, un Shabono yanomami, en cualquiera de estas praderas que
pudiéramos alquilar, madera no nos ha de faltar, y hacer una fiesta como nunca
se vio por estos lares.
−Hombre, yo me conformaría con unas mesas y bancos
donde pudiéramos comer; cosas simples.
− ¿Y si llueve esos días? No, no, no; una cabaña
tremenda. Invitaríamos a todos los amigos y a los compañeros que hemos tenido
de Camino de Santiago.
−Pero eso sería algo muy costoso
−Materiales, mano de obra, terreno; haré un cálculo
aproximado. Barato. Podríamos hacer mas cosas y que fuera un asentamiento
permanente; un refugio alternativo para peregrinos singulares y específicos que
se atrevan a ir mas allá de lo que les han marcado. Agua, eso es, necesitamos
agua.
−Tenemos todo el océano a tu disposición
−Gracias, Simón. Y ponemos una desaladora; hoy estás
por tocarme el… orgullo. No, levantaríamos una torre de agua.
−Dejaré de tocarte el… ¡Umm! Orgullo, si nos dices
qué eso de la torre de agua
−Básicamente un aljibe; que construiríamos de granito,
o más barato aún: ¡de ladrillos! Y sobre el aljibe levantaríamos una torre, con forma de tronco de cono; de unos
cinco metros de altura y al menos siete de diámetro en la base. Si ahondamos un
par de metros además de aljibe tendremos piscina circular para bañarnos en agua dulce.
− ¿Para que quieres levantar una torre si la piscina
recogería el agua de lluvia? ¿Para bañarnos a la sombra?
−Calla, insensato; la torre recogería la humedad del
aire y la decantaría en la piscina. Aunque no lloviera en meses, lo cual
sucederá constantemente en los próximos años debido al Cambio Climático, una
simple brisa ya nos traería algo de humedad del mar; por la forma y materiales
con que se levantaría la torre del agua el aire entraría por la puerta, ampliada con un saliente cónico, y circularía hacia la salida superior, rozando con las paredes y
dejando sus gotitas de agua impregnando las paredes. Noche y día el aire
circularía por la torre como un liviano y agradable tornado produciendo una
fuente inagotable de agua pura y límpida.
− ¡Podríamos embotellarla y hacer negocio con ella!
−Calla, inconsciente inconsecuente. La torre se
podría llenar de tiestos y macetas con todo tipo de plantas y flores, mas los
musgos y líquenes que enseguida crecerían, nos filtrarían el agua hasta
alcanzar una pureza y unas propiedades excepcionales. El que quiera probarla
¡que peregrine hasta nuestro Shabano y conviva con nuestra tribu peregrina y
emancipada de las estupideces terrenales.
− ¿Nos quedaríamos aquí a vivir? ¿Y qué comeríamos?
−Silencio, cetrino; si no tengo bastante con este
franchute ligón que nos quiere vender agua de Evian o de algún otro manantial
francés te pones tú a pensar en la comida. Plantaríamos mijo, eso es, mijo, en
estas praderas; con unas colmenas en esos pinares ya tendríamos miel. ¡Haríamos
tortitas de mijo y miel!
−Calla tú, esparaván. Como te escuche Laiba te tira
por el acantilado abajo. Vivir en una cabaña amazónica y comer a base de
tortitas de mijo; hoy has caído de tu ciudad espacial en los anillos de Saturno
a la edad de piedra. Se te nota agotado; deberías cenar caliente al llegar a
Finisterre.
−Cansado pero increíblemente animoso. Es algo
espectacular lo que estas vacaciones caminantes están haciendo conmigo.
Podríamos parar aquí mismo, unos minutos, hasta que las chicas nos alcancen.
Carl está que apenas camina; no sé si será ciática o algo similar.
−Simón, tendrás que volver a masajearle y habrá que pedir un taxi para él en cuanto lleguemos a la playa. Cuando cruzamos la
ría pareció mejorar por el agua fresca del mar, pero en cuanto subimos cuatro
cuestas se tiene que parar cada vente metros.
−Pues esperemos aquí, descansando sobre la hierba.
Me has hecho soñar con tus digresiones peregrinas. Soñar despierto.
−Lo haces casi de continuo, Simón, pero no eres
consciente. Descansemos y tengamos un ensueño luminoso y consciente
− ¿Eso qué es? Yo solo quiero descansar y cerrar los
ojos unos minutos
−Precisamente; daremos tiempo a nuestra glándula
pineal para que produzca un poco de DMT y enfocaremos nuestro sueño hacia algo
verdaderamente interesante. ¡Ya lo tengo! Como no me dejáis levantar un Shabano
monumental en estos lares pensaré en una inmensa edificación totalmente
aleatoria y prodigiosa.
−Pero para un poco, Esteve, ¿qué historia es esa de
la pineal y no sé que DMT?
− ¿Conoceréis la historia de Aladino y la alfombra
voladora?
− ¿Quién no? De las Mil y una noches; ¿de donde
sacas tú una alfombra ahora si me hiciste tirar la esterilla que traía?
−Lo importante es la historia, el cuento, para bien
soñar. Durante cientos de años en Persia y lugares cercanos han estado
realizando alfombras estupendas pero lo que no sabréis es de donde viene el
mito de que sean voladoras.
−Cuenta, cuenta, que me siento despegar. Y Simón se
duerme.
−Bien; el tejido utilizado puede variar pero hay
algo que debe hacerse antes de empezar a tejer: teñir los hilos en varios
colores. Los tintoreros deben meter la lana en piscinas donde se impregnará del
color deseado. El tinte se extrae de diferentes plantas; muchas de ellas
silvestres. Hasta aquí todo fácil y sencillo, pero desde hace siglos se conoce
un mal que padecen los tintoreros y que obliga que siempre haya una persona
vigilándoles.
− ¿Qué pasa? ¿Se ahogan en esas piscinitas?
−Alguna vez habrá ocurrido; por ello siempre hay
alguien vigilante. Hace pocos años se descubrió el origen de esa extraña enfermedad
aparente que hace que un tintorero, en cualquier momento, sin previo aviso,
caiga inconsciente o delirante; como si se hubiera drogado. Y que cuente cosas
inconexas y sorprendentes.
Alguno de los tintes se extrae de plantas similares
a la ayahuasca, y aunque sea en cantidades ínfimas hay una serie de moléculas
en las plantas que si entran en tu organismo pueden hacerte delirar
espantosamente. Al estar el tintorero todo el día chapoteando en los tintes
algo puede llegar a entrarle y entonces su conciencia se evade. La “alfombra
voladora” puede llevarle a Bagdad o al quinto pino. Y como caen desplomados
pueden ahogarse en sus pequeñas piscinas.
− ¡Por eso querías llenar tu torre del agua de
plantas y lianas! Nunca aprenderás Esteve! ¡Deja las drogas!
−No pruebo algo mas fuerte que el cava desde hace
vente años, Simón. Y no necesitamos nada químico para ser felices. Nos basta
con cerrar los ojos, aquí tumbados, y dejar que nuestro cerebro fabrique la
cantidad adecuada de DMT para tener un
sueñecito placentero y fértil. Solo tenemos que pensar en qué tendremos que
soñar.
Os propongo un ejercicio; cada uno soñará un edificio majestuoso que
levantaría aquí o en cualquier otro lugar del mundo si tuviera todos los medios
necesarios para levantarlo. Soñar olímpica y majestuosamente, sin freno alguno.
Tenéis mi permiso y protección.
El sol va camino de su entierro diario y sombras espesas
acompañan los pasos peregrinos; tres muchachas acompañan los pasos renqueantes
de un joven alemán que se ayuda con un largo palo para poder avanzar cuando, en
un recodo del sendero, se encuentran con sus tres amigos y compañeros tirados
en la hierba y durmiendo como roques.
− ¿Pero esto que es? Les creíamos ya en la playa del
Rostro y están los tres roncando como búfalos. ¿Tú entiendes algo, Laiba?
−Vamos muy lentas y han aprovechado para dormir la
siesta. Son españoles. Lo llevan en los genes.
−Marc Antoine es francés, voy a despertarle. No
entiendo a los hombres.
−Ni tú ni ninguna mujer. Despiértale con cariño,
amorosamente; con un beso de princesa para un sapito roncador. A ver en qué se
convierte.
−Laiba, ¡déjale! Es cosa mía. Marc, ¡Marc!
Despierta.
− ¡Umm! ¡Umm! ¿Qué ocurre? Dejarme tranquilo. Iros.
−Marc, despierta, soy yo, Nicasia. Despierta, ¿dónde
estás?
− ¡Eh! ¡Oh! ¡Uhh! Ya. Que pena, que pena.
−Pero qué estabas soñando, cariño.
− ¡Uff! Debe de ser el sol; me he quedado grogui. He
tenido el sueño más maravilloso de toda mi vida. Que pena haberme despertado.
Habría seguido por los siglos de los siglos así.
− ¿Así? ¿Cómo? ¿Dónde estabas? ¿Salía yo en tu
sueño?
−Todos vosotros y no sé cuantos cientos más. ¡Uff!
Era increíble; tenía mi propio castillo palacio al borde del Loira y a él no
paraban de acudir amigos de todas partes trayendo consigo las cosas mas
alucinantes. Era un continuo vivir y relatarnos aventuras maravillosas. Sería
un sueño pero me pesa haber despertado.
−Aventuras amorosas, supongo.
−Estando tú por medio había amor para dar y regalar.
Éramos como soles o algo así, pero en vez de luz y calor desprendíamos una cantidad
prodigiosa de cosas, sensaciones, emociones, ideas, ¡un amor! Millones de
ellos. Solo mirarnos ya nos comunicábamos, instantáneamente, un millón de
cosas. Era un prodigio continuo; era el cuerno de la abundancia multiplicado
por cada uno de nosotros y cada amigo que llegaba lo elevaba a la siguiente
potencia. Era más que un universo; una unión y conjunción de universos transmitiéndose
de todo, de todo, de todo. Dios bendito, nunca pude imaginar algo así. ¡Uff!
Y
estos dos siguen durmiendo. Madre mía. Despertar a Simón, pero con mucho
cuidado. Hazlo tú, Flora; que eres la única capaz de seguirle. A saber dónde
estará este Mercurio.
−Simón, Simón, despierta. Despierta Simón, soy Flora;
no temas. Simón…
−Ya, ya te escucho, perdona, Flora. Te oigo, me quedé
dormido; me quedé dormido. Tenemos que seguir andando.
−Menos mal que despiertas normal porque Marc estaba
totalmente ido; soñando con un palacio encantado a las orillas del Loira.
− ¡Pues anda que yo! ¿Dónde estaba? ¿Solo Dios lo
sabe? Y era maravilloso; lo mas maravilloso que jamás imaginé.
−Carl, ¿tú comprendes algo? También Simón estaba
flipando.
−Tal vez si nos lo cuenta; Simón ¿qué estabas
soñando?
−Pues yo también vivía en un palacio; quien me lo
iba a decir. El palacio de Neptuno al borde del mar, ¿Mediterráneo? ¿Caribe? No
sé; la luz era prodigiosa y el palacio, el palacio, Señor, Señor, era como si
Gaudí viviera en nuestros días y me hubiera levantado el palacio mas increíble
jamás realizado. La Sagrada Familia a su lado parecía tener mil años de antigüedad.
¡Qué estructuras! ¡Qué estancias! ¡Las ventanas eran…!
− ¿Y estabas tú solo en ese enorme edificio?
− ¿Solo? Para tener un rato a solas me marchaba a
darme un chapuzón y bucear sobre los arrecifes de coral. ¡Pero si yo no sé
nadar! Me ahogaría en un jacuzzi. ¿Ese era yo? Entonces, este de ahora, ¿Quién
es? Me palpo y me siento real, siento el calor en la piel, el sudor en la
frente, pero hace un minuto me sentía igual o mejor. Y el mundo era tan
diferente…
− ¿En qué era diferente? ¿No entiendes que era un
sueño?
− ¿Aquello era un sueño y esto no? Era un mundo
arbóreo, inmensos bosques llenos de vida tras los verdes prados en mi isla
dorada. Los matorrales y las flores, las caracolas, las espirales, las formas
prodigiosas que tenía mi casa. ¿Mi casa? Yo nunca he tenido casa; me crie en el
Rabal, mi hogar han sido siempre las calles; tan solo tengo un pequeño local en
El Born y aquello, aquello, mi isla amorosa; no hay dinero en el mundo entero
para levantar algo así.
− ¿Pero quien estaba contigo? En esa isla habría
sitio para unos cuantos.
− ¿Unos cuantos dices? Eso es un termitero y tú la
hormiga reina, corazón. No para de entrar y salir gente y nuestra dicha no cabe
en este mundo. Quiero volver, quiero volver ya mismo. Y que vengáis todos
vosotros. ¡Ahora mismo!
− ¿Y como lo hacemos Simón? ¿Cómo entramos en tu
sueño?
− ¿Un sueño? ¡Un sueño dices! Ya, éste dormilón ha
sido el causante. Mirar como ronca el Nen de Pedralbes; nos comió el coco con
un rollo sobre una manera diferente de dormir y soñar. ¡Uff! Y mira que habré
visto y soñado cosas imposibles, pero esto, esto, no sé si lo perdonaré. O a
vosotros por traerme de vuelta. ¡Como duerme! Estará en la gloria, ¡ya te digo!
Despertar a este truhan o le despierto yo mismo.
−Laiba, deja a Nastia; tú le puedes asustar con tus
maneras de amazona.
−Sírvete Nastia; este lechón es tu banquete
− ¿Por qué lo dices noruega?
−Lo sabes mejor que yo; no lo niegues. Lleváis
semanas hablando con la mirada. No veas que cabreo cogió cuando marchaste con
Marcial y nos dejaste atrás camino de Muxía.
−El buen hombre estaba muy enfermo, yo no podía
imaginar hasta qué punto. Me pidió que le acompañase el último día; al llegar a
un pueblo llamó un taxi que nos dejó a la puerta del hostal, y por eso no nos
visteis en toda la jornada. Estuvimos paseando por el puerto y comiendo en una
marisquería; me dijo que quería dormir la siesta y recuperarse para cuando
vosotros llegarais. No pensaba andar más. Era su fiesta de despedida, quería
hacernos un regalo, invitarnos a cenar; no sé…, todavía estoy como embazada. El
choque ha sido tremendo; ¡nos reíamos tanto con él!
−Todas le queríamos por su gran corazón y su alegría
tan española, inigualable. Pero a quien amas, desde que le viste, es a este
genio chiflado. Anda, despiértale.
−Esteve, ven. Ven conmigo.
−Pero si estoy contigo Nastia divina; siempre estoy
y estaré contigo mi niña amada. ¿Dónde quieres que vayamos si ya estamos? Si ya
somos
− ¿Estamos? ¿Dónde? ¿Qué somos?
−El producto del inmenso amor que lo hace todo;
nosotros tan solo representamos, nos movemos; ¡Dios, qué prodigio hemos creado!
− ¿Hemos creado? ¿Dónde?
− ¡Deja de mirar y observa! ¿No te parece algo
prodigioso?
−Pues ahora mismo debo estar nublada, y como no nos
expliques algo (haciendo un giño a los compañeros) seguiremos sin enterarnos. ¿Qué
deberíamos estar viendo?
−Vale, vale, ya vuelvo. Ya entiendo, fue el
ejercicio que les propuse a Marc y Simón. Comprendo, no lo podéis ver. Ja sóc aquí.
− ¿Dónde habías ido Esteve? Porque tus compañeros de
parranda nos han contado que veían prodigios
−El prodigio son ellos mismos; ahora serán más
conscientes de lo que pueden lograr. Me parece que estaba en Samarcanda, ¿la
ruta de la seda? Por ahí debí marchar; estoy muy cansado.
Un proyecto que tengo
sobre la mesa, en mi despacho, esperando a que vuelva al trabajo. Un gran
edificio, un centro para espectáculos, congresos, deportes, todo eso. Y lo
estaba visualizando.
¡Arggg! Pondré a todo mi equipo a correr como liebres. ¡Os
necesito! Os necesito a todos ¡Nastia! Júrame que nunca me abandonaras. Laiba, Carl,
yo solo no podré; vendréis todos conmigo.
−Tú eres el arquitecto ¿para qué nos necesitas?
− ¡No es un edificio! Somos nosotros, el ser humano,
el creador. Tendremos necesidad de crear nuevas matemáticas, materiales, ideas,
conceptos, renovar la visión que tenemos del mundo y compartirla con los demás.
Cosas nuevas; eso es lo mas auténticamente divino que podemos realizar.
− ¿Cómo es el edificio que has soñado?
− ¿Soñado? Bueno, vale, soñado; pero lo
levantaremos. Las dimensiones ahora no importan; la base será una estrella de
doce puntas que crecerá en una estructura semiesférica para culminar en una
estrella de cinco puntas, por donde entrará la luz. Todo será nuevo, liviano y resistente
como nada construido hasta la fecha, nuevas aleaciones metálicas; sí, ya, y los
nuevos hormigones ultrarrápidos.
Construiremos como las arañas, las superarañas inteligentes; os necesito a
todos, lo levantaremos en un visto y no visto. La cúpula ¡me piden una cúpula
brillante! Ja, Ja, Ja, se podrá ver desde Saturno, será un faro galáctico.
Escuchar:
la cúpula tendrá dos capas, una fija, para las noches, y otra móvil para el día.
Pequeñísimos nano robots movidos por energía solar extenderán una capa externa
cada mañana para tan solo dejar pasar la
cantidad precisa de luz solar según la luminosidad recibida. Al anochecer recogerán
esa capa de material ultraligero para que la luz de la luna y las estrellas se
refleje en los millones de estrellas de nieve con que realizaremos la cúpula;
en el interior del centro de reuniones se percibirá la luz de las estrellas, aún
en la noche mas oscura, multiplicada y asombrosa.
−Vamos, que la gente querrá pasar la noche paseando
por el interior del edificio.
−Pues claro, Carl. Les maravillará; para la inauguración
necesitaré una orquesta filarmónica, como la de Viena, duplicada y
transfigurada; el coro será angélico, Mahler, por supuesto. Comenzaremos con La
canción de la Tierra, y de plato fuerte la Novena de Gustav Mahler. ¡Guau!
¡Alucinaran con el sonido del centro de reuniones! Todo el mundo querrá ir y
conocerlo.
Utilizaremos todas las resonancias fractales no lineales que podamos
descubrir y los efectos cinéticos del sonido orquestal hará que la decoración vibre
y cambie constante y continuamente. Será estar en el interior de un universo
sonoro y magnífico; no es que la música nos transportará a un universo lleno de
belleza ¡es que nosotros somos ese universo! Y lo podremos visualizar
¡Guau! Tenemos
que irnos, tenemos que hacerlo, será como tomar un millón de galaxias en cada
mano y derramarlas sobre la humanidad para su embellecimiento y provecho.
−Pues ya está dicho. Simón ¿Qué nos queda hasta la
playa?
−Serán unos cientos de metros. También tendremos que
cruzar un arroyo. Pero solamente hará falta descalzarse. En minutos estaremos
allí.
−Pues crucemos ese último Rubicón y reunámonos con
nuestros compañeros, que se está haciendo tarde.
−Te seguimos Carl; y alegra esa cara. Mira estos
tres, una siesta y sonríen como el gato de Cheshire.
−Es porque estamos al final de nuestra andadura. Se
termina el caminar.
Y esto es el capítulo noveno de Una mariposa con tres alas.
Aún queda el final. No os disgustará.
Os comento alguna de las cosas de las que hablan los personajes.
Un shabono es una construcción típica de los indios yanomami, en la zona selvática del sur de Venezuela, cercana a Brasil.Comentaros la vida de esta nación y sus construcciones transitorias sería muy extenso. En este enlace tenéis a vuestra disposición un estupendo trabajo sobre los Shabonos y los últimos pueblos del Amazonas.
http://www.monografias.com/trabajos93/shabonos/shabonos.shtml
Sobre los aljibes y cisternas que ya se construían en la edad de piedra por todo el mediterráneo no he podido encontrar apenas información en español. Pero aquí tenéis un buen ejemplo aproximado:
http://www.gergal.net/historia/aljibes_gergal.pdf
La necesidad de conseguir agua potable donde no haya fuentes acompaña al ser humano desde que aprendió a poner una piedra sobre otra. En los próximos años la necesidad será más y más acuciante en muchos lugares del mundo. Conseguir agua del aire parece un milagro y es pura física aplicada. Ya hace miles de años por toda la zona mediterránea se construían pozos de agua, una curiosa obra a base de piedras que consigue extraer el agua del aire y que se decante en la piscina interior. De la necesidad virtud, y hay muchas cosas que ya están inventadas pero han caído en el olvido. El pozo de agua de las fotografías se conserva en la isla de Córcega.
Sobre la DMT o molécula del espíritu (molécula del espíritu, partícula de dios, no me llegan mas que estúpidos lemas constantemente de personas supuestamente letradas e inteligentes; perdón) podéis leer la opinión que tengo en este enlace a mi blog Aldaba amiga:
http://ladmis.blogspot.com.es/2010/08/sobre-la-dmt-o-molecula-del-espiritu.html
Es una triptamina, una molécula que produce nuestro cerebro de manera natural. Alterar su producción o ingerir cantidades masivas seguro que trae consigo graves consecuencias para la salud de la persona. Está prohibida su producción, venta, y consumo, en el mundo entero.
Y, bueno, construir un edificio, la cúpula, a partir de formas inspiradas en los copos de nieve, esas estrellas maravillosas no sé si se le habrá ocurrido a alguien, pero cuando caminas días y días con un genio terrible y prodigioso como Esteve pasan esas cosas.
Se puede conseguir. Solo hay que ponerse manos a la obra.
Ya me queda muy poquito para terminar los cuentos del
Camino de las luciérnagas.
Comenzaron con la historia de Clarisa, la peregrina aciaga, recorriendo el Camino Aragonés y después vinieron muchos más. Confío que para el Puente de la Inmaculada habré terminado esta obra.
Me queda por subir algunos cuentos, de la edición escrita, al blog para su lectura digital, pero confío haberlo realizado antes de Navidad. Gracias por vuestra atención y seguimiento.