Ondas de choque que prefiguraron el destino del universo y todo cuanto en él llegase en algún momento a aparecer. Ondas de gravedad, deformaciones del espacio tiempo.
el big bang
Ondas de choque.
El instante inicial produjo intensas ondas de choque.
Muchos universos
Subo otro par de capítulos al blog de mi simpática novela Atención frotadores: ¡ondas de choque! ¡ondas de choque!. Espero que sean de vuestro agrado, y si leéis con atención tal vez encontréis otras muchas noticias que aún no han aparecido en las noticias. Recordar: es una novela de anticipación, de ciencia y ficción. Y además te ríes un rato con las aventuras de los navegantes estelares.
Tercer mamotreto.
Fotones y fantasmas
Horror y tremor oscuros sacuden a los
navegantes; cuando están a punto de levantar la mesa de operaciones del Med el
asistente vuelve a ulular como una jarca beduina: alarmas, alertas, de todo.
Esta vez no es el calor o la luz de una estrella lejana, ondas de gravedad de
una nova, o alguna chifladura que se le haya ocurrido al asistente para alegrar
la vida de los navegantes.
Es la propia nave la que está fallando,
equipos que se apagan o encienden aleatoriamente, la luz que se va y viene; el
propio asistente omnipresente les azuza para que levanten cuanto antes la
trampilla y bajen al Cuarto de Cálculo; como lo denomina en su jerga de máquina
electrónica y lenguaje “natural”.
Al bajar a Cálculo, deprisa y corriendo,
se encuentran de bruces con otro superordenador muy similar al de Control en el
centro de una herradura de equipos de control y memoria. Las paredes están
cubiertas por dos sectores de equipos pegados a la pared y de función ignorada.
Descienden por una estrecha escalera anclada al suelo y tienen que continuar
pasillo adelante siguiendo las voces del asistente; apenas hay otra luz que la
de los leds de emergencia y los pilotos de los equipos así que tienen que
caminar casi palpando por el estrecho pasillo circular.
Tan solo escuchan decir: Alarma roja,
alarma roja, diríjanse a los convertidores, los convertidores están fallando,
alarma roja. Deprisa.
− ¡Iñaki! ¿Puedes decirle a ese loco
mecánico que ya estamos abajo? Ya estamos los tres abajo. Corre a Control y que
se calle ese esparaván.
−No es necesario, les estoy viendo y
oyendo; es necesario que sigan pasillo adelante.
− ¡Uff! Esto está casi helado. ¿Qué
temperatura hay aquí abajo?
−5º C; debería cerrar la trampilla
inmediatamente, navegante Iñaki. Si sus compañeros lo necesitan tráigales ropa
de abrigo de sus cuartos pero cierre la trampilla. Cálculo necesita una
atmósfera libre de toda contaminación y temperatura constante.
−Cuidado Luis, no levantes mucho la
cabeza o pegarás en el techo.
−Ya lo veo, Cosme. ¿Qué equipos más
extraños? Esta nave es una continua caja de sorpresas. Estos equipos de la
herradura me resultan reconocibles y el segundo ordenador pero lo que hay en
las paredes exteriores vuelve a ser desconocido.
− ¿Qué te decía, Tadeo? Solo veíamos la
punta del iceberg; la mitad del ordenador cuántico.
−Incorrecto, navegante Cosme. Es Cirac
II lo que están viendo en el centro de la sala de Cálculo.
−No os quedéis mirando los dos como
tontalicones ¿dónde tenemos que acudir asistente?
−Por favor, continúen raudos pasillo
adelante sin detenerse.
− ¿Qué son estos cofres, asistente?
−Está usted parado ante el radar, Tadeo.
Deprisa.
− ¿Y este otro qué oculta A-SIS-TEN-TE?
−Es el motor de hidrógeno de la nave,
Iñaki. El tercer armario guarda las baterías de última generación.
−Esta es la pared del hueco de la
escalera, ¿no?
−Correcto, Luis. Deprisa. Los
convertidores están dando problemas. Ya habrá tiempo para explicaciones.
− ¿Son esos cuatro arcones que hay al
fondo?
− ¿Arcones? Inexacto. Son dos
convertidores estáticos de 24 voltios de corriente continua y dos convertidores
de 20.000 voltios de corriente alterna. Fallos continuados están siendo
detectados y no puedo discriminar cuál de ellos es el causante. Necesito que
testeen inmediatamente y reparen los convertidores.
− ¿Ni cofres ni arcones? ¿Ya hemos
dejado de ser un barco pirata? Y has vuelto a cambiar tu voz, asistente. ¿No la
habrás cagado al acelerar antes de estar preparada la nave para pasar a lux?
− ¿Cagado? Negativo Iñaki, no hago
deposiciones físicas. Solo salvaguardas de memoria. Por recomendación de Cirac
II he cambiado de voz; necesitamos los convertidores funcionando de nuevo a la
perfección o llegaremos los últimos. Si es que llegamos a algún sitio.
−Pues dile a Segundo que nos vaya
indicando que tenemos que hacer. Aparezca de una vez, no sea tímido, Segundo, y
guíe nuestras manos.
−Eso es imposible, ¿se-gun-do? ¡No me
deja utilizar ese término despectivo! Cirac II carece de equipo visual y
holograma propios.
− ¿No sois idénticos? Entonces ¿para qué
montaron dos cuánticos en la nave?
−Los diseñadores del proyecto procuraron
montar todo por duplicado para mejorar las probabilidades de éxito de la
misión. Dos ingenieros, dos médicos; nosotros no somos exactamente idénticos si
no el desarrollo exitoso de dos ideas en paralelo.
−Vale, vale, eso ya lo imaginamos ¿Cuál
es el que falla de los cuatro?
−De modo intermitente los cuatro están
fallando. Iñaki, debería subir usted ahora mismo por sus tabletas que les
mostraran los esquemas de los convertidores que les he descargado hace
segundos. Y ropa de abrigo para sus compañeros. ¡Oh, no! ¡Nos quedamos sin
alimentación! Motor de emergencia en marcha; procuraré que nos les falte
iluminación suficiente. Todo al mínimo. Nos paramos. Es el fin. El fin.
Miró y vio que la estupidez reinaba bajo
las aguas.
Al bajar a Cálculo deprisa y corriendo
los cuatro navegantes se dieron de bruces con otro superordenador, justo debajo
del superior, como una torre oscura en el centro de la nave, que va del suelo
al techo. Una herradura de equipos de control y memoria de última generación
rodean este segundo computador y dos sectores de equipos pegados a las paredes
exteriores que también van del suelo al techo encerrados en armarios sellados
magnéticamente.
Los cuatro convertidores daban señal de
error alternativamente y finalmente la nave se apagó como cualquier aparato que
se queda sin alimentación. Llevan horas los dos ingenieros, ayudados por Cosme
(un fenómeno con una caja de herramientas en las manos) e Iñaki, que no para de
subir y bajar las escaleras para traerles herramientas, instrumentación, o té
caliente y algo alimenticio.
Cuando ya parece que los convertidores
de 24 v. funcionan con normalidad son los de 20.000 v. los que dan fallo
continuado y los aullidos de lobo zamorano que suelta el asistente se deben
escuchar en las Pléyades.
− ¿Pero qué clase de anormales
paranoicos programaron este cuántico zumbado? Se creería Fernando Alonso cuando
nos lanzó a lux en minutos y se ha gripado el motor. Y encima dando voces.
−Pues ni os imagináis cómo está Saúl.
Ese sí que muerde. Prefiero estar aquí con vosotros; está poniendo la nave
patas arriba.
−Anda con el lechugas; se ha vuelto loco
con lo de la carrera. Me parece que era piloto de rallies en sus ratos libres;
le he oído alguna vez fardar de las locuras que hacía por las carreteras de
Asturias. Se ha ido al barranco más de una vez; seguro que fue él el que le
transmitió el virus de la locura F1 al asistente.
−Callar un poco; ¿os dais cuenta de la
tremenda actividad que tienen los equipos de las paredes? La nave está en
silencio pero esos armarios no paran de comunicarse o algo similar.
−Ya lo notamos, Luis; usaran energía del
motor auxiliar. Échales un vistazo; yo no encuentro por dónde meterles mano a
estos equipos. Los de continua todavía, pero cualquiera destapa uno de alterna;
20.000 v. son muchos voltios. No se me ocurre nada.
−Tranquilo, Tadeo. Sigue repasando los
esquemas. Necesito estirar las piernas, alguna relación tienen convertidores y
armarios. Si pudiera abrir alguno; pero todos tienen ese dichoso sellado
magnético que impide abrir puerta alguna. Encontraré la solución o no soy hijo
de mi madre.
Horas y horas subiendo y bajando por la
escalera, consultando esquemas en las tabletas digitales (ni pc´s ni consolas
funcionan ahora) intentando resetear equipos. Tadeo está ya transparente, Cosme
no tiene venas y nervios: es puro cableado óptico todo su organismo, y Luis es
capaz de quedarse dormido de pie abrazado a Cirac II.
− ¡Luis!
− ¡Uhh! ¿Qué? ¡Uhhhh! ¡Ah! ¡Umm!
−Ya está solucionado. ¡Despierta, joder!
Ahora va como la seda. Era uno de los convertidores de baja tensión, una conexión.
Hemos cambiado la clavija y va perfectamente.
− ¿Los cables? Pero si deben ser de
superconductividad o algo así. ¡Qué frío hace aquí! Tengo los pies helados.
−Y el cerebro. Te has quedado frito
agarrado a Segundo. ¿Le has sonsacado algo?
−Pero si no es más que un montón de
equipos uno encima de otro. Necesito pillar la horizontal inmediatamente. Este
cacharro es idéntico al de Control. Todo está duplicado en esta nave; menos
nosotros. Vamos arriba, Tadeo; tengo un tembleque tremendo.
−No son idénticos. El de arriba es 40
cm. más alto; el radar y el motor auxiliar son únicos.
−Mira la herradura: equipos duplicados
de unidades de control y memoria, y los armarios de las paredes son gemelos. Un
día de estos sabremos para qué sirven. Gracias, Cosme.
−Anda, vete directamente a la cama.
Parece que el embarazado seas tú en vez de Isabel.
−Calla, calla, que siento unas cosas…
− ¿Tienes sueños raros o algo así?
− ¿Sueños? Ya no sé si soy un feto o un
adulto, un ser cósmico, náutico, y superlativo.
−Eso mismo, eres galáctico y
superlativo; el que se queda dormido en cuanto se sienta dos minutos seguidos.
− ¡Ah! Ya; ir vosotros dos a Control.
Necesito dormir algo. Menos mal que no dejó de funcionar la calefacción en el
resto de la nave; no paro de tiritar.
−Date una ducha caliente y directo al
sobre; nosotros nos encargamos de hablar con los compañeros. Dentro de 6 horas
reunión general en el comedor. Iñaki hará paella o algo similar.
− ¿De qué irá el asunto? (Se me cierran
los ojos, me ducharé al despertar)
−Cómo ganar la competición estelar.
Tormenta de ideas.
− ¿Tormenta? ¡Ja! Para tormentas estoy
yo. Espantar esas ideas estúpidas, lo que importa es seguir vivos un poco más.
¡Tormenta! De ideas; no soy capaz de sumar dos y dos. Iros todos a dormir, ya
se verá por donde sale el asistente y sus locuras. Hasta luego.
Ensueños, miradas a otra realidad,
cerebros que actualizan la información fundamental. Palabras que suenan en la
oscuridad:
Luis, Luis, Efecto piezoeléctrico
(chispas) Efecto túnel (puedo pasar pero no regresar) Superconductividad
(fluyo, fluyo liviano como una línea de luz hacia el más allá) Condensar
materia oscura (siento su calor en mis manos, hormiguean)
−Luis, ¡Luis! Despierta cariño,
despierta; tenemos reunión. Vamos, levanta grandullón; estabas hablando en
sueños.
− ¡Buff! Vaya racha llevo. Me daré una
ducha y me reuniré con vosotros enseguida. Espero que hayáis preparado algo
caliente y sólido para comer; hasta los champiñones deben escuchar mis crujidos
de hambre.
−Dúchate y baja al comedor; no te preocupes,
habrá comida de sobra.
Un buen rato de suave frotamiento bajo
la ducha, ropa limpia, diez minutos o más sentado en el trono (esto no sale,
esto no sale, ¡esto no sale y me están esperando!) y el primer director del
proyecto (ahora ya sin discusión que valga) entra tranquilo y despabilado en el
comedor que bulle de actividad: tazas de té y galletas, jarras de refresco, y
discusiones acaloradas a cuatro bandas.
−Un momento, un momento, callaros; darme
un segundo para que me sirva un té y comenzamos la reunión. ¿Queda algo de
comida en esta casa?
−Vale, vale, pero mi proyecto es
prioritario; que quede claro. Bueno, me callo.
−Gracias, María. Un minuto, ¡Ohmmm!
−Pero bueno, ¿nos vas a hacer una
ceremonia japonesa para tomarte una taza? ¿Sabes cómo está de caldeado el
ambiente?
−Sayonara, baby; correcto. Trabajaba en
una multinacional japonesa antes de meterme en esta locura; y cuando se toma
té, se toma té. Si vosotros podéis hablar cuatro, cinco, seis, todos a la vez,
y entenderos, yo podré tomar una taza de té en silencio, ¿no? Gracias, ¿María?
Tienes la palabra. (¿No habrá algo comestible que llevarse a la boca? ¡Galletas
de chocolate!)
−Gracias. Necesitamos, y esto os tiene
que entrar inmediatamente en la cabeza, una aplicación para la navegación espacial.
Necesito a Marta y Tony para hacerlo cuanto antes.
− ¡Pero si el asistente tiene programas
por millares!
−Que no, Iñaki, que no. No sé si los
programas que tiene fueron implementados por coroneles de artillería o algo
similar pero este cacharro solo tiene programadas trayectorias que son como
disparos de obús o de misil. De aquí a Júpiter, después a Sirio, etc. Si se
sale de trayectoria estamos perdidos en la galaxia, ¡si nos lo ha dicho él
mismo!
−Vale, entiendo que esto no es un misil.
Si encontramos la manera de dirigir el timón de la nave podremos ir donde
queramos.
−Esto no es una barca con timón y remos,
pero aunque pudiéramos hacernos con la dirección ¿dónde iríamos? ¿Cómo nos
orientaríamos en medio de la galaxia? Hay millones de estrellas miremos donde
miremos ¿Lo entiendes ya de una vez? Vuelves a ser Cosme robotitos; siempre con
el cerebro conectado a masa.
−Vale los dos, ya sabemos cuánto os
queréis. ¿Qué necesitas María? Y tranquila.
−Estoy tranquila Luis, pero cuando
salgamos de lux ¿qué hacemos? ¿Buscar a ciegas? ¿Dar vueltas y vueltas por un
sistema solar desconocido? ¿Y después qué?
−Bien, comprendo, necesitas cartas de
navegación y una aplicación para implementarlas y que aparezcan en todas las
consolas; ya nos enseñaras a manejarlas, pero…
−Eso llevará un tiempo enorme con la
cantidad de gigabytes de memoria que tenemos a bordo y montones de aplicaciones
que no sabemos ni para qué sirven. Todos
los datos astronómicos en memoria, todas las observaciones realizadas en Sirio
y E. E. Lo principal es implementar una aplicación que nos permita navegar
¡navegar! por el espacio. Que dejemos de ser un pedrusco lanzado con honda por
los generales de la Agencia Europea de Defensa o quien fuera. Visualizar la
trayectoria y corregirla, ¿podemos encontrar atajos? ¿A velocidad lux? Tal vez
pasemos cerca de un agujero de gusano o algo similar y en media hora estar en
Tau Ceti.
−Y necesitas a Marta.
−Claro, Luis, ella es el genio
informático de la misión; tienes que convencerla que mi proyecto tiene prioridad.
− ¿Marta? De acuerdo, necesitas reposo;
pero, ¿no podrías hacerlo desde un pc de tu cuarto?
−Vale, de acuerdo, dejaré lo mío para
más tarde. Habrá cosas que os tendré que dictar; os sentaréis cada uno en un pc
y seguiréis mis instrucciones ¿de acuerdo?
−Y te frotaran todo lo que haga falta;
Tadeo y Ruth estarán pendientes de vosotros. Solucionado, Saúl, te toca hablar.
−Yo también ayudaré a Marta y María;
tengo unas cuantas ideas que pueden parecer descabelladas pero que tal vez nos
ayuden a encontrar la curva perfecta, la trayectoria más apropiada, el camino
más corto, para llegar los primeros. Necesitamos mirar el universo de otro
modo.
−Sin telescopios.
−No bromeo, Montse, no bromeo. Pintando
se me ocurrieron ideas diferentes, alternativas; ver las cosas de otra manera.
Curvas fractales ¿os suena esto? ¿No? Pensáis en términos de líneas rectas,
vectores, miráis como el asistente, una máquina, al cosmos. Permitir que pase
vuestros datos astronómicos a mis programas de dibujo fractal ¡os proporcionaran
una perspectiva totalmente diferente! Si lo veis de otra manera pensaréis de
otra manera.
−Concedido; cuando tenga algo disponible
lo mandaré a tu pc.
−Gracias, Marta, y disculpa que sea tan
efusivo. Otra cosa: ahora la nave corre, según dice el asistente, todo cuanto
puede dar de sí, pero no es suficiente; estuvimos sin energía horas y horas en
mitad de la galaxia. Nos movíamos por pura inercia. Necesitamos recuperar el
tiempo perdido.
−Ese el tema de la reunión ¡pero lo que
propones es descabellado!
− ¿Qué tiene de descabellado aligerar
todo el peso que podamos? Siempre se hizo así. Fue deciros que me ayudarais a
vaciar el cuarto del Agua y ya os pusisteis en contra.
− ¿Pero qué vamos a conseguir largando
unos cuantos kilos al espacio?
−Una nave más ligera. Tenemos abajo
docenas de paneles y aún podríamos desmontar muchos más, cangilones que solo
sirven para criar champiñones, peso muerto.
−Venga Saúl, anímate; yo te ayudaré a
subir todo eso al triturador de basuras. Algún compañero habrá disponible para
echarnos una mano. ¿Qué más cosas? ¿Montse?
−Si queremos aligerar propongo que demos
buena cuenta de la tonelada larga de latas de conserva que tenemos en el
almacén. Y tirar los sacos de cereal que hemos ido guardando.
− ¡Eh, eh, eh! Primero ese cereal tendrá
que pasar por mi sistema de creación de cervezas portentosas; que alguno se
puede aprovechar. Una pregunta: ¿sabéis si se puede utilizar el motor auxiliar
para darle más marcha a este trasto? Vamos a seguir produciendo hidrógeno en
grandes cantidades, seguro que apenas hemos gastado un poco de la reserva.
−Le preguntaré al asistente ¿Ruth? ¿En
qué piensas?
−Pensaba en las pesas y mancuernas; pero
eso no se puede tirar al triturador. Como no sean cosas decorativas, ropa vieja
o similar, no se me ocurre nada de lo que nos podamos desprender. ¿Tony?
−Lo siento, estoy con la mente en
blanco.
−Ya se te pasará. ¿Marta?
−Como no sean efectos personales no se
me ocurre nada. Alguna cosa decorativa o similar, el triturador no puede
asimilar todo lo se nos ocurra y habrá cosas que necesitaremos más adelante. No
veo cómo podemos recuperar el tiempo perdido. Estoy cansada, me retiro, seguir
sin mí.
−Coraje, Marta, coraje. Todo irá bien.
−Gracias, Cosme. Algo se te habrá
ocurrido. Os veo más tarde.
−Yo necesito alguien que me ayude para
aprovechar al máximo lo que tenemos en el taller. He estado diseñando una nueva
red de comunicaciones y necesito implementarla, son muchos metros de cable para
hacerlo yo solo. ¿Tadeo?
−Yo te ayudaré. Juana, ¿se te ocurre
algo?
−Tirar el asistente por la borda.
Teníamos que haberlo hecho el primer día.
−No pueden desmontar el equipo de
visionado y holograma de mi computador, su diseño es intrínseco con la
capacidad de procesado de información. La nave se pararía, de modo total, y
ustedes perecerían en pocas horas.
−Gracias, espía. Ya sabemos de sobras
que grabas todas nuestras conversaciones. ¿Para qué sirven esos grandes
armarios que hay en las paredes de Cálculo?
−Para calcular, navegante Luis. Unidades
de memoria y cálculo muy avanzadas capaces de efectuar…
−Vale, vale, no empieces a vacilarnos.
Esta nave es un espermatocito lanzado hacia el ovario de una estrella lejana;
nosotros, las semillas, el acuario, no somos más que ADN corriendo de aquí para
allá buscando la manera de reproducirse el primero de muchos millones. La misma
canción de siempre, nos creemos algo y son nuestros genes los que nos manejan
como marionetas.
−Es un ejemplo muy ilustrativo, Luis, el
que ha utilizado para nuestra misión. Tal vez su relación con Isabel le haya
abierto nuevas perspectivas interesantes. ¿Podríamos continuar la conversación
en Control?
−Tan solo si te comprometes a ilustrarme
sobre el sistema que utiliza esta nave para conseguir energía y navegar por el
espacio. No he visto ni un puñetero motor ni turbina ni nada que me diga como
consigues que esto vaya de estrella en estrella. Nada, y estoy harto de
cavilar.
−Tiene usted aún muchas directivas en
contra, pero algo se podrá comentar.
− ¿En petit comité?
−Solo para sus ojos; Capitán navegante
Luis.
−Bueno, ya subiré; ahora tengo el
estómago vacío. Si no hay nada más se levanta la sesión de este senado
galáctico. (Ahora mismo me voy a abrir la lata de estofado más potente que
encuentre; este capitán no trabajará ya nunca más en ayunas) Tony y María, vosotros
dos os encargaréis desde este mismo momento de todo lo relacionado con la
navegación; Tadeo y yo seguiremos encargándonos de la organización de este
grupo; nosotros decidiremos cuando habrá que hacer una reunión, una de estas
tormentas de ideas. Y, esto, Marta, cuenta conmigo para aprender relajación.
Venga, cada uno a lo suyo.
Cuando la noche cae las criaturas
aquietan su pulso y merman su atención, duermen, sueñan; a periodos de gran
agitación suceden largas calmas y en la laxitud del ensueño ya se prepara la
próxima crisis aún más aguda y extraña.
Turnos y más turnos, reuniones y charlas
de peluquería discutiendo y especulando una y otra vez sobre la fuente de
energía que tendrá la nave y el sistema de propulsión. ¿A cuántos lux vamos
ahora? ¿Cuándo llegaremos? ¿Esto no reventará?
El asistente se esconde, solo líneas de
texto para comunicarse con el computador; lacónicos mensajes de respuesta. El
tiempo vuela y la ignorancia permanece.
Largos interrogatorios, directivas
secretas, mejoras del sistema operativo, esfuerzo personal, relajación,
preparación al parto; se hace lo que se puede (Pues yo voy a explotar) No hay
manera de convencer al ordenador de que deje de monitorizar constantemente cada
uno de sus actos. Tau Ceti ¿qué sabemos de ese sistema solar?
Lo que ocurre es que a los navegantes
parece haberles entrado el virus de la comunicación constante y continuamente
hacen corrillos para charlar de cualquier cosa; en Control, en el comedor, en
el Gym, en cualquier sitio.
La estrella de los navegantes es ahora
María; María hace esto, María dice lo otro, María contando anécdotas de cuando
trabajaba en el radiotelescopio de Sierra Nevada; subiendo y bajando del Pico
Veleta en vehículo oruga, aislada en el observatorio y sin teléfono ni
Internet, largas horas charlando por los equipos de radio de la instalación con
cualquier observatorio de otro continente; y en el exterior la ventisca
implacable con vientos de más de 200 kilómetros por hora. Café y barritas de
chocolate. Eligieron a la mejor para la misión. Así se ha hecho de mandona.
− ¡No hagas eso con los dedos! Molesta.
− ¿El qué?
−Los pitos, Luis, los pitos. No somos
gallinas.
−Perdona María, no me daba cuenta. Solo
pasaba por la cocina a tomar un café; ahora mismo marcho al taller para
trabajar un rato con Cosme. Un café y me piro.
− ¿De qué has hablado con el asistente?
¿Apareció de nuevo el holograma o tuviste que teclear? Has estado casi una hora
encerrado en Control; la puerta estaba bloqueada.
− ¡Eh! ¡Ah! Bueno, nada, las chorradas
de siempre y desvaríos continuos. La imagen que nos muestra la toma de
grabaciones de cine y televisión; cambió tres o cuatro veces de aspecto para
que le dijera cual podría ser el más agradable. Intenté nuevamente cambiar sus
gustos musicales y que no monte esas algaradas cada vez que aparece una alarma.
Fiasco; sigue como una chota.
−Vale, no quieres decírmelo. Que te
aproveche. ¡Y no hagas eso con los dedos!
−Ya, disculpa; hasta luego. (Levitación
magnética aplicada a una nave sideral. Cuando viajé en el maglev japonés ¿cómo
no se me ocurrió que era posible hacer una cosa así? ¡Claro! Por eso me
eligieron, yo trabajé en el diseño del maglev a Barajas; es una tecnología
similar pero llevada a unos límites… ¿De dónde saca la energía? )
−Luis, ¡Luis! Estás absorto ¿qué haces
con los dedos? ¿Te vas a poner a cantar flamenco?
− ¡Eh! ¡Uh! No. Doy palmadas con una
sola mano.
− ¿Recordando a los japoneses? Tenías
unos cuantos amigos nipones si no recuerdo mal.
− ¡Ah! Ya, Godzilla y los colegas san.
¿Empezamos a meter cable?
−Ya mismo. Carga con esos rollos y
subimos al cuarto del Aire. Vamos allá, ya tengo colocada la escalera.
− ¡Dejar eso y venir aquí a toda leche!
¡¡Ya!!
−Pero, pero, ¿qué pasa Isabel? ¿Por qué
gritas así?
−Es Montse; se le ha adelantado.
Ayudarme a llevarla al Med. Ruth ya está allí preparando todo.
−Deja los cables aquí mismo; ya llega el
primero (Dios bendito, ¿cómo será? El primer humano concebido y nacido en el
espacio) ¡No te quedes pasmado!
− (¿Será, bueno, normal? Dios, yo debo
de ser el padre. O Tadeo o yo. A ver cómo sale) tranquila Montse, ya estamos
contigo, ¡tranquila! Agárrate a mi cuello.
−También al mío. Tranquila, ¿sabes que
haré? Construiré un robot niñera que cuidara de las dos y no pararéis de reír.
− ¡Vete a la mierda! ¿No ves que he roto
aguas y lo voy perdiendo?
−Tranquilidad, no gritéis. Entrar y
colocarla en la mesa. Así, bien, muy bien. Isabel, ya sabes; los demás: largo
de aquí.
− ¿Qué ocurre? ¿Ya?
−Saúl, espera fuera. O mejor aún, baja a la cocina a prepararnos
un poco de té blanco; que nos vendrá bien a todos. Largo.
Una nueva vida, una nueva esperanza para
una raza imposible, un nuevo rayito de luz que se enciende en esta oscuridad
perpetua. Más amor.
− ¿Qué? ¿Seguimos con los cables?
−No sé, Cosme, no sé. ¿Y si la niña no
es…? Bueno, ya sabes, como nosotros (Y seguramente yo seré el padre; vaya
mirada de fuego me ha echado la Montsita mosquita muerta)
−No pienses en ello. Montse está ahora
en buenas manos y tiene a Saúl a su lado a todas horas. Subamos al cuarto del
Aire y empecemos con la nueva red de comunicaciones; el diseño actual es para
doce personas y pronto seremos seis más respirando en esta esfera.
−Sí, necesitamos que tu idea funcione
cuanto antes. Hay que centrarse en lo que se está haciendo. ¡Uff! Debería haber
aprendido zen o algo así; me tiemblan hasta las pestañas y tengo una flojera de
piernas que ni te imaginas.
−Pues venga, sube y verás cómo enseguida
se te pasa. Necesito al ingeniero no al palpitante capitán navegante.
Os deseo un estupendo fin de semana y que disfrutéis intensamente de la primavera recién comenzada; yo estaré observando el cielo con los telescopios de los sobrinos por si aparece algo interesante. O tal vez no sea necesario y aparezca en las noticias en los próximos días; si queréis saber el qué tendréis que leer los capítulos restantes de Atención frotadores: ¡ondas de choque! ¡ondas de choque!
Me gustaría animaros a conocer la navegación espacial y practicarla tal y como los protagonistas están comenzando a realizar. Existen aplicaciones para teléfono que pueden servir para iniciaros en el conocimiento del universo; una de ellas es Google Sky Map.
Yo personalmente prefiero la app SkEye, tiene mas funciones pero necesita más tiempo para aprender a manejarla.
Para ordenador hay programas muy potentes e interesantes como Google Earth, Stelarium o WinStars 2. Estos programas os ayudaran a conocer el universo que habitamos y acercaros a las estrellas para que vayáis descubriendo la extraordinaria variedad que ha dado lugar la creación. El universo no ha parado de crecer y transformarse desde los primeros instantes, ¿y vosotros?
Me gustaría animaros a conocer la navegación espacial y practicarla tal y como los protagonistas están comenzando a realizar. Existen aplicaciones para teléfono que pueden servir para iniciaros en el conocimiento del universo; una de ellas es Google Sky Map.
Yo personalmente prefiero la app SkEye, tiene mas funciones pero necesita más tiempo para aprender a manejarla.
Para ordenador hay programas muy potentes e interesantes como Google Earth, Stelarium o WinStars 2. Estos programas os ayudaran a conocer el universo que habitamos y acercaros a las estrellas para que vayáis descubriendo la extraordinaria variedad que ha dado lugar la creación. El universo no ha parado de crecer y transformarse desde los primeros instantes, ¿y vosotros?